Gracias a nuestro amigo Gift he podido probar el Cosina Voigtländer Color-Skopar 21mm f4 en la Panasonic G1. ¡Gracias!
El objetivo en cuestión está diseñado para ser utilizado en cámaras telemétricas y nos viene con rosca Leica (LTM).
A nivel constructivo, este pequeño 21mm -enano en comparación del Carl Zeiss Jena 20mm f4 que tengo para la reflex- es de una calidad incuestionable. Ningún tipo de holguras en el enfoque (que no tiene anillo para accionarlo, sino una pequeña palanquita), ni en el diafragmado, que tiene unos clicks bien marcados en cada apertura y el medio paso hasta la siguiente.
Los diafragmas van desde f4 hasta f22. No obstante en la G1 intentaremos no ir más allá de f11 o la difracción nos va a restar detalle de forma significativa. A partir de f8 ya se empieza a notar el fenómeno en las fotos.
El mecanismo de enfoque tiene un recorrido de poco más de 100 grados. Parece poco comparado con otras ópticas, pero en un ultraangular con una distancia focal tan corta, la profundidad de campo es tan grande -y más con un sensor pequeño como el de la G1- que no hay que mover en exceso el anillo para tener a foco al motivo.
En la G1, este CV21 se nos queda en un 42mm por el factor de recorte. Así pasamos de un ultraangular a un objetivo "todoterreno". Antiguamente, la mayoría de las cámaras telemétricas de focal fija tenían focales entre los 40 y 45mm. Así pues, en cierta manera, la G1 con el CV21 nos recuerda a una de esas máquinas. En cuestión de peso, el conjunto debe andar sobre los 500 gramos, muy liviano en comparación a lo que pesa la típica reflex con un objetivo de similar focal.
Hay dos cosas que resultan un poco engorrosas en el manejo de esta óptica. La primera es la palanca de enfoque, que hay que buscarla, ya que no nos “cae” directamente a mano. La segunda es la tapa de objetivo, que va a rosca y que se tarda unos segundos preciosos en montar/desmontar.
Por lo demás, el manejo es una delicia. Como comentaba antes, casi no hay que tocar el enfoque. Dejamos la apertura en un valor intermedio, sobre f5,6 y ya podemos hartarnos a disparar.
Os pongo unas imágenes sacadas con este objetivo. Todas están procesadas con Silky Pix SE, el revelador que viene con la G1.
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También os pongo unos recortes al 100 x 100, sin ningún tipo de máscara de enfoque aplicada.
R1 (centro)
R2 (esquina)
R3 (esquina extrema)
R4 (centro)
Los resultados con bastante buenos, no siendo este 21mm uno de los patas negras de Voigtländer.
La nitidez es muy buena. No obstante se pierde algo de calidad de manera visible en las esquinas extremas. Este fenómeno ya fue señalado con los angulares adaptados desde la salida de la G1. Por mi parte, no lo veo tan grave como se había comentado.
Las aberraciones cromáticas no están tan bien corregidas. Se observan claramente halos rojos en algunos casos. Mediante software se pueden corregir de forma bastante satisfactoria.
La resistencia a la luz indirecta tampoco es especialmente buena. He fotografiado sin parasol, básicamente porque no lo tenía disponible, y en bastantes fotos con el sol en los bardes aparecen reflejos internos -ver muestra número 6-. El uso de parasol es altamente recomendable para este objetivo.
Nada de viñeteo, como era de esperar con tanto recorte, y poco más que comentar que unos colores muy correctos, a la altura de lo esperado. El bokeh es otro de los puntos fuertes de este objetivo. Transiciones suaves, sin saltos bruscos y ausencia de bordes marcados -muestras 5, 10 y 12-.
El próximo a probar (ya estoy en ello) es un sencillo Industar 69 2,8/28, que seguramente no va a estar a la altura de este Voigtländer que me ha dejado tan buen sabor de boca.
Saludos.