Gracias por tu opinión!. Bueno, justamente lo que quería era mejorar la resolución en zonas sensibles, pensé hacer más reemplazos, como por ejemplo en los encajes del vestido ¿pero hasta qué nivel iba a llegar? ¿Se justifica estar un mes en una fotografía que es un encargo familiar? Después de todo, la mayoría de los restauradores sólo se limitan a intervenir sobre las fotografías, yo les ofrecí pasar a otro nivel creando una versión mucho más acabada y con una técnica más sofisticada. Cuando uno tiene un encargo de ese tipo hay que fijar límites y en este caso, primero que la diferencia de resoluciones no perjudican o degradan el resultado y por otro lado, cuando son encargos familiares, pienso que se pueden tomar licencias, además que es obvio que la imagen mejoró, basta compararla con la original, y lo más importante, los dueños valoraron el resultado, vieron la intervención como un valor agregado que no esperaban. Más delicado es cuando se trabajan enfoques y desenfoques, como personas que te enfocan en un rostro los ojos, la nariz y la boca y te desenfocan el resto para eliminar líneas de expresión, esas diferencias de enfoque se ven de mala calidad.
Ahora, cuando se trata de proyectos profesionales, como por ejemplo, para museos, editoriales, investigaciones académicas, comienzan a pesar criterios distintos, incluso, el de preservación histórica puede limitarte a que hagas sustitución de fuentes, porque alteras la historia detrás de la fotografía, la conviertes en algo que violenta la realidad retratada. Pero todo depende de qué criterios estéticos, artísticos, incluso filosóficos quieres aplicar. Pueden haber proyectos en donde lo que se quiere es alterar la fotografía, que se desdibuje la técnica empleada, como por ejemplo, los que colorizan fotos en blanco y negro, etc, etc.