Os pongo algunas fotillos de mi viaje a Grecia y os cuento algunas cosas:
Llegamos a Atenas por avión y fuimos directamente del aeropuerto al puerto del Pireo en autobús. Cogimos un barco a Creta, concretamente a Janiá (lo veréis escrito como Hania, La Canea, Chania, Xanía...), que salía hacia las 9 de la noche y llegaba a las 5 de la mañana. Llegamos con el tiempo justito al barco porque cuando compras los billetes por Internet, lo que imprimes es un comprobante que tienes que cambiar por los billetes reales en la oficina de la empresa Anek. Los dos billetes en un camarote con dos camas y vistas al exterior nos costaron unos 180 euros. Hay alternativas más baratas, incluso puedes pagar sólo el pasaje y dormir en el suelo... Atención: el barco llega a un puerto que está a unos 7 km de Janiá. El autobús del puerto a Janiá es barato y sale con bastante frecuencia. También suele haber taxis esperando la llegada del barco.
Janiá fue un importante puerto veneciano y conserva tanto restos del puerto original como un centro histórico de calles estrechas y casas que recuerdan la arquitectura de Venecia. También conserva una antigua mezquita y un par de minaretes.
Si os gusta la comida casera, id a "Doloma", en la calle Kalergon. Os enseñan la comida en la cocina para que veais en qué consiste cada plato. Para una comida (o cena) tradicional, pero con algo más de estilo, está muy bien el "Onirodromio", una "taverna" tradicional en la calle Daliani. En esta calle hay varios restaurantes con buena pinta.
Réthimno es otra pequeña ciudad que también fue puerto veneciano. Conserva un casco antiguo interesante donde se puede encontrar algún "cafeneion" entre los establecimientos para turistas, donde se puede tomar una cerveza de barril (varila virá) con algo de comida (tipo tapas) y un raki cretense. Es más turística que Jania, probablemente por estar más cerca de la capital, Heraklion, y de los grandes centros turísticos del Este de Creta.
Heraklion (Iraklio) también conserva algo de su pasado veneciano, pero mucho menos que Janiá y Réthimno. Es una ciudad moderna y caótica. Dicen que tiene unas calles comerciales interesantes, pero sólo estuvimos una tarde y casi todo estaba cerrado. Al que le guste la arqueología, debe tener en cuenta que tanto el Palacio de Cnossos como el Museo Arqueológico de Hiraklion cierran por la tarde fuera de la temporada de verano.
De Hiraklion fuimos a la isla de Santorini. Fueron 3 horas en un catamarán rápido, que cuesta unos 50 euros. Los barcos que unen las islas atracan en un pequeño puerto a unos kilómetros de Fira, la capital de Santorini. Cuando te bajas del barco te encuentras con que hay que subir por una carretera que recorre la pared interior de una caldera volcánica. Hay numerosos taxis y un autobús de línea que va a Fira. El taxi sale por unos 15 euros, aunque si lo compartes con otros viajeros te cobran menos... pero no la mitad. El autobús cuesta 2,20.
La visita obligada es el pueblo de Oia (se pronuncia Ía), el famoso pueblo de las fotos de los anuncios de los cruceros con las cúpulas azules. Al atardecer hay miles de turistas ocupando calles y escaleras esperando la puesta del sol... momento muy recomendable para buscar un restaurante y elegir mesa tranquilamente. Aunque sea un sitio muy turístico, es una visita imprescindible. Puedes pasar horas paseando por calles con intrincadas cuestas y escaleras y disfrutando de las vistas, tanto del paisaje como de la arquitectura del pueblo.
Si tenéis tiempo para visitar algún otro pueblo de Santorini, os recomiendo Pyrgos. En Fira podéis alquilar coche o quad, pero hay muchos autobuses que une Fira con los principales pueblos de la isla, entre ellos Pyrgos. Precio: 1,60 euros.
A finales de mayo no había casi ningún turista, pero la niebla estropeó la posibilidad de hacer muchas fotos.
Al sur de la isla de Santorini, está la famosa playa roja. Un autobús lleva desde Fira a la costa, junto a una pequeña iglesia. Siguiendo un sendero junto a la iglesia se llega a esta playa.
Pero a nosotros lo que nos pareció más interesante fueron las ruinas de Acrotiri. En realidad no se sabe cómo se llamaba esta ciudad, que fue sepultada por la lava hace más de 3.000 años. Se supone que hubo terremotos anteriores a la erupción y que la gente pudo huir, porque no ha quedado ningún resto humano ni objetos pequeños. Sí que hay vasijas grandes y se han podido reconstruir muebles de madera usando técnicas de vaciado (hay una reconstrucción de una cama en el Museo Arqueológico de Atenas). Esta ciudad era tan avanzada que tenía casas con más de 2 pisos con retrete en el primer piso y tuberías de arcilla que desembocaban en una cloaca en la calle ¡hace más de 3.000 años!
En el actual pueblo de Acrotiri os recomiendo comer en la Taverna María.
De Santorini, fuimos a la isla de Folegandros en un ferry normal. Precio del pasaje: 8 euros. Folegandros es una pequeña isla con muy poco turismo donde se puede ver el pueblo de Jora (Chora) y pequeñas aldeas diseminadas, en las que se conservan viejas eras y casas de labor. Folegandros está muy bien para descansar y pasear sin el agobio de los turistas, por lo menos en mayo. Para que os hagáis una idea del tamaño de la isla, os comento que la única carretera que hay tiene una longitud de unos 11 km.
De Folegandros fuimos a Atenas en ferry rápido. Otros 50 euros y la sorpresa desagradable de que la agencia no admitía tarjeta de crédito. En Atenas dedicamos un día a ver el Partenon y otros monumentos y el Museo del Partenon. Aquí también ocurre que fuera del verano, los monumentos y los museos están cerrados a partir de las 3 de la tarde. Afortunadamente, el Museo del Partenon es una excepción. No os podéis perder el Museo Arqueológico Nacional.
De Atenas fuimos a Meteora, ese grupo de monasterios que expresan lo complicado que puede llegar a ser el ser humano para adorar a sus dioses o para comunicarse con ellos. ¿De verdad hacía falta construir monasterios en sitios tan complicados? Afortundamente, un grupo de monjes griegos de la Edad Media pensó que sí y construyeron una serie de monasterios en lo alto de unas peñas impresionantes.
Se me olvidaba: el viaje de Atenas a Metora lo hicimos en tren: unas 5 horas para recorrer unos 350 km. El tren pasa por paisajes muy bonitos pero se hace pesado. Me recordó a esos trenes que había en España cuando yo era joven, que se paraban en medio del campo para esperar el cruce con otros trenes.
De vuelta a Atenas, un día de callejeo por el Mercado central y las calles cercanas donde hay mucho comercio. Interesante, y sorprendente que en los puestos de carne del mercado la carne esté expuesta sin refrigerar. No pensaba que eso se pudiera dar en la Unión Europea actualmente.
Once días para tantos lugares resultó un poco estresante, pero pensamos que había que aprovechar la oportunidad de este viaje e intentar ver lo máximo que pudiéramos. Al hacer recorridos por islas no había más remedio que cambiar de hotel con tanta frecuencia.
Como en tantos otros sitios, lo mejor de Grecia es la gente, muy amable y simpática.