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Descansará en paz. Porque al morir nos descomponemos y nos comen los gusanos y no queda nada nuestro en muy poco tiempo.Y será otro mito, otra etiqueta. Porque vivimos en un mundo llenísimo de personas simples y sin personalidad que necesitan algo que les guíe, ya que por ellas mismas no saben qué hacer al despertar cada mañana.Al igual que hablaba alguno el otro día de Cartier-Bresson y de lo genial que era, pero no se reconocía a quien le había ayudado, de Steve Jobs nadie hablará nombrando a todos lo que sacrificó por el camino para conseguir sus objetivos ni en los que se apoyó para llevar a Apple hasta donde la llevó. Dará la impresión que seguía creando en aquel garaje cutre y que él lo hacía todo solito y maravillosamente bien.Fue un genio, es verdad, y un visionario, también, pero fue, sobre todo, un líder muy bueno que estudiarán en las escuelas de negocios. De mito, nada de nada.¿Por qué nadie admira a un negro africano que ha de salir todos los días del campo de refugiados a buscar comida para él y los suyos cuando fuera del campo de refugiados no hay comida? Y siguen viviendo... a veces.