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Aunque soy consumidor de blanco y negro, en este caso prefiero las fotografías en color, y no porque las de blanco y negro desmerezcan, sino porque en esta serie que has hecho la paleta de colores la encuentro muy equilibrada y con gran armonía, y eso es una de las cosas difíciles de disparar en color. El cielo, que muchas veces condiciona la paleta para mal, aquí convive muy bien con el resto de los elementos, tanto en brillo como en contraste como en tonalidad. Además, has hecho convivir muy bien los tonos fríos con los tonos cálidos, tal y como ocurre en la primera foto y en la tercera de la pagoda. En las dos fotos siguientes, en las que retratas a personas subidas en las pagodas, el paisaje y la climatología generan una atmósfera de tonos fríos que se rompe con las vestimentas y los tonos de piel de los rostros. Pero esa ruptura es beneficiosa, lo hace dentro de una armonía tonal, y aporta belleza plástica. Estos detalles me han gustado, y en las fotos de blanco y negro obviamente no se aprecian.