Desayuno: Mollete de Antequera con zurrapa de hígado ibérico en manteca colorá (ojo, que lo de hígado ya sé que suena mal pero en zurrapa la cosa cambia 100%)
Almuerzo: Potaje garbanzos con pringá otra vez ibérica (ya se sabe, hasta los andares) y para engañar al riñón, alguna judía verde por ahí perdida. Por supuesto, y se da por sabido, arrastre consiguiente hasta el sofá para espanich siesta reglamentaria para hacer los honores.
La levantá: café, copita de Courvusier (no sé si será bueno el coñac ese, pero me estaba de PM) y puro no porque hace seis años que no fumo, pero a fé que me hubiera sentado que no veas.
Cena: otro molletito con tomate arrejuntao, aceitito de oliva y jamón de Angola (por lo negro, que en el carné de identidad ponía algo de Jabugo). Algún degenerado catalino lo llamaría "Pa amb oli", pero el mollete era de Antequera: el próximo, en homenaje a ellos, lo tomaré con un pan payés al que tampoco desde luego no le hago ascos
Pues nada, ahora un par de almaxes, una tortillita de omeprazoles, y a la cama.
Eso sí, lo que he disfrutado, no me lo quita nadie.
Un saludo...