El trigal se ha entregado a la muerte.
Ya las hoces cortan las espigas.
Cabecean los chopos hablando
con el alma sutil de la brisa.
El trigal sólo quiere silencio.
Se cuajó con el sol, y suspira
por el amplio elemento en que moran
los ensueños despiertos.
El día,
ya maduro de luz y sonido,
por los montes azules declina.
¿Qué misterioso pensamiento
conmueve a las espigas?
¿Qué ritmo de tristeza soñadora
los trigales agita...?
...
ESPIGAS (Libro de Poemas, 1921) - Federerico García Lorca
...quedan unos minutos para los montes azules, pero casi se sienten los primeros amagos de brisa nocturna avanzar por la vaguada...