¡Qué me vais a contar, mi buen maese Caifas, sobre bodegas y nobleza! ¿De dónde cree vuesa merced que provienen esos permanentes naturales coloretes en las mejillas y esa bermeja nariz que, las gentes de noble abolengo, solemos lucir? (Acordaos del maese Barón Thyssen, que el altísimo a estricto régimen tenga). Un noble sin bodega, es como... una gaseosa sin gas, por ejemplo
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Buen reportaje de esa pintoresca e histórica curiosidad. Hágome cargo que uno no espera encontrar unas bodegas en los sótanos de un museo arqueológico; ahora bien, cuando ese museo hállase ubicado en los antiguos aposentos de un noble, ya no es tanto de extrañar
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Actualmente, la nobleza venida a menos y con el suyo trono usurpado por impostores, hemos de conformarnos con la bota de vino, a veces incluso vacía, o medio llena de vino peleón, colgada de la escarpia de la despensa
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Un muy cordial saludo, maese Antonio.