Es una finca-huerta de naranjos con un palacete árabe de ladrillo, muy bonito, una enorme alberca de los mismos origen y material y un ingenioso sistema de riego como hacían los árabes: con ladrillos y por nivelación zizagueante y descendente. Con motivo de la expo´92 y el soterramiento del tren se atravesó la huerta y decidieron abrir la avenida; para disimular el destrozo se decidió utilizar ladrillo rojo en vez de asfalto como pavimento y, claro, ya está destrozado o casi. Al fondo, al salir, nos parece pasar entre las "torres de Hércules" y me recuerda aquellos versos de Machado "..... la cigüeña, disforme, sobre el campanario; tan disparatada ...."
Saludos.